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lunes, 21 de junio de 2010

Tango en el Italia


El tango trasciende y llega al corazón de los que contemplan a los bailarines, gracias a los sentimientos que ellos ponen en el baile y, obviamente, a la calidad de sus coreografías. Cada estrofa musical, cada pasaje, cada tango tiene distintos momentos; no se puede bailar un tango completo siguiendo un patrón de conducta idéntico para toda la melodía. Solo expresa sentimientos y estos son los que los bailarines transportan a sus pies y a su cuerpo todo. Actualmente, se distingue entre el “tango de escenario” y el “tango de salón” o “de pista”. Este último, es presentado en clases gratuitas, de una hora y media de duración, todos los miércoles en el Teatro Italia, por Luis Ponce quien en estas líneas nos da algunos detalles sobre esta apasionante danza.

¿Cuánto hace que baila tango y por qué decidió enseñar?

L. Ponce: Hace cerca de quince años que bailo tango y la inquietud de enseñar nace como medio para transmitir un hecho cultural.

¿Cuál fue la razón que lo acercó al tango y no a otra danza?

L. Ponce: Creo que es algo que se siente, parecido a una vocación; se lleva adentro y en determinado momento se da la oportunidad de aprenderlo, de desarrollarlo y se transforma en una actividad más de la vida.

¿Por qué cree que atrae tanto?

L. Ponce: Es difícil de explicar, en otros países del mundo también sucede que la gente lo abraza con una gran pasión. Algunos Sociólogos y Psicólogos sostienen que vamos a llegar a una sociedad cada vez más individualista y la necesidad de afecto a veces se ve colmada en un tango que dura tres minutos, al sentir el abrazo de la otra persona.

¿Cuál es su característica?

L. Ponce: Es una danza que tiene una gran sensualidad. Cuando mejor caminada es, cuando mejor bailada es, tiene mayor sensualidad.

¿Se baila con tangos cantados o instrumentales?

L. Ponce: Es indiferente. Generalmente en las milongas se baila más música cantada que instrumental.

¿Es difícil aprender a bailar tango?

L. Ponce: Sí. Hay gente que dice que es fácil, pero no los voy a engañar, es difícil. A mí me costó; hice una base muy sólida en una primera etapa, previa al aprendizaje de los pasos y de las figuras, a la que se denomina “preparación del cuerpo”. En ella se mejora la postura, se aprende a caminar y la técnica del abrazo. Como paso siguiente, a todos esos condimentos se le pone música y se empieza a trabajar con las figuras, al principio las más sencillas. Para aprender a bailar tango hay que tener paciencia. Una mujer muy hábil puede aprender a bailar bien en menos de un año, y un hombre, un poquito más. Este tango no es tan exigente porque está pensado para bailar en salones de pequeñas dimensiones, con mucha gente en la pista, por ello se hacen figuras de poco vuelo y se busca seguir una línea dentro de la pista, no chocarse con los demás, dejarles espacio. No baila bien, ni mejor la pareja que hace muchas cosas en la pista, sino la que camina bien, que se sabe parar, cuyo compañero le da un momento grato a la mujer, que no se choca con los otros. La persona que respeta los códigos de la pista es el gran bailarín. Esto no solamente es válido para el tango de salón, en un escenario también, debe haber cierta tanguedad en la expresión de la pareja que hace el show.

¿A qué se refiere con tanguedad?

L. Ponce: Yo trato de transmitir a mis alumnos que tengan mucha tanguedad, que alguien los vea y se de cuenta que bailan, que no pueda imaginarse otra cosa cuando vea a esa pareja.

¿Qué días y en qué lugar dicta las clases?

L. Ponce: Las clases son los miércoles en el Teatro Italia, totalmente gratuitas; tienen una hora y media de duración.

¿Hay límites de edad?

L. Ponce: No, es para adultos, pero sin límites de edad.

¿Por qué le aconsejaría a alguien que venga a aprender a bailar tango?

L. Ponce: Es un hecho cultural nuestro, que nos representa como argentinos. A la mayoría de la gente cuando sale del país y dice que es argentina, se le pregunta si baila tango. Casi todos dicen que no, y acá tienen la oportunidad de aprender y poder demostrarlo en cualquier lugar u ocasión. Algunos psicólogos lo recomiendan como terapia porque ocurre algo fantástico, a la segunda o tercera clase o en mi caso, cuando voy a una milonga, te olvidas del resto del mundo. Lo llaman tangoterapia y puedo asegurar, por experiencia propia, que funciona.

Publicado por: El Debate Pregón.

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