La idea es que los libros circulen, que viajen, que pasen de mano en mano, que se vayan deteriorando por el uso continuo, pero que no duerman, eternamente, en los estantes de una biblioteca, sino que estén siempre cerca y gratis para todos. La idea es que uno pueda encontrarse un libro en el asiento vacío de un consultorio, en el colectivo o en la plaza, porque alguien lo dejó ahí para compartir la historia que encierran esas páginas. La idea es que quien recoja ese regalo, se ocupe de leerlo y efectúe, exactamente, idéntico recorrido, eligiendo cualquier otro lugar para “liberar” al libro.
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