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martes, 25 de enero de 2011

“No quiero caer en un escándalo moral pero lo de Labarca es de mal gusto”


El periodista y narrador trasandino lanzó su último libro, El enigma de los módulos, en cuya tapa se lo ve orinando sobre la sepultura del escritor argentino Jorge Luis Borges, enterrado en el cementerio suizo de Ginebra.

El secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, salió al cruce del escritor chileno Eduardo Labarca, a quien se lo ve en la tapa de su último libro, El enigma de los módulos, orinando sobre la tumba de Jorge Luis Borges (1899-1986) en Ginebra. Coscia afirmó que se trató de un acto de “mal gusto” y un “hecho violatorio”.
“No quiero caer en un escándalo moral. Pero a pesar que dice que utilizó una botella con agua, no hay ningún aporte en orinar una tumba. Eso sí, está logrando su cometido: más de uno ahora va a ir a comprar su libro. En definitiva, es un recurso para lograr publicidad”, aseguró el funcionario, para quien el gesto de Labarca “es sólo un intento de parricidio, porque no se lo puede matar a Borges. Por más que se intente ensuciarlo, es un hecho en vano, dado que su reputación como escritor sobrepasa cualquier juzgamiento de su personalidad. Orinar en una tumba no es parte de la literatura y no transforma a nadie en un buen escritor.”
Labarca, de 72 años, reparte su tiempo entre el periodismo, la literatura y su trabajo en Austria como traductor en la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Publicó, entre otros títulos, Salvador Allende. Biografía sentimental (2007) y textos periodísticos como Chile invadido (1968), Chile al rojo (1971) y Corvalán 27 horas. Su reciente libro, El enigma de los módulos: ensayos fantásticos, editado por el sello chileno Catalonia, recoge una serie de presentaciones realizadas entre 1993 y 2003 en universidades de Europa a las que llegaba en su Lada blanco, luciendo un sombrero jipijapa. A esas actuaciones polémicas, que incluyeron el singular ‘homenaje’ a Jorge Luis Borges, las denominaba módulos.
El autor trasandino aseguró que el autor de El Aleph fue un “gigante” como escritor, pero que como ciudadano lo desprecia “absolutamente”. “Estando anciano, casi ciego, se vino a Chile a saludar al dictador (Augusto) Pinochet en los días en que estaba matando”, aseguró. Y reivindicó la tapa de su libro: “¿Quién se va a ofender? Si se ofenden es porque tienen una visión muy corta. Mi acto tiene dos significados: homenaje al maestro y repudio al (Borges) ciudadano.” Y añadió que espera que la familia del creador de Ficciones se tome el asunto “con humor borgiano”.
“Lo que ha logrado es una tapa distinta. Y lastimar el orgullo nacional de algunos argentinos que tienden a sacralizar a los propios artistas. Esperemos que no se genere una ola de meadas en las tumbas de artistas, porque así nadie se vuelve un gran escritor. Y espero que no haya nacionalistas de vuelo corto que vayan a mear a las tumbas de los escritores chilenos, concluyó Coscia”.

Publicado por: Tiempo Argentino.

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