“Intento que mis obras estén cargadas de sentimientos”
La reconocida artista plástica Cristina Gómez, presentará el próximo 1º de setiembre la muestra “Renacimiento I” en el marco del Centenario de la Escuela Normal “E.A.Bavio” y del Bicentenario de la Revolución de Mayo. La exposición pictórica “Renacimiento I” contiene alrededor de 40 obras con lugares y personajes de nuestro medio. En diálogo con SEGUNDA SECCION, la profesora Gómez comentó sus inicios en la plástica y los motivos que la llevaron a encarar esta exposición muy particular y que promete ser inolvidable.
¿Cómo surge este proyecto de retratar personajes conocidos y lugares no tradicionales?
-Gómez: En realidad es un proyecto de hace mucho tiempo atrás, que comenzó con la familia Torres, la famosa “Familia feliz”, que los retraté hace unos años atrás. Así comencé con este proyecto; después viajé a Paraná porque mi intención era retratar a los personajes de la Provincia. Me dirigí a esa ciudad, con la ayuda de Mario Alarcón, para lograr el retrato de un famoso botinero que cumplía 50 años de su oficio, el reconocido “La Coneja”. Curiosamente, después viajé a Victoria y logré el retrato de un botinero de 84 años; que era pariente del escritor Gaspar Benavento. Desde ese momento me dediqué a los personajes de Gualeguay y a los “lugares” históricos pero que no fueran muy vistos, como por ejemplo “La Toma”, ubicada en la zona del basural.
¿Cómo reaccionan esos “personajes” ante la propuesta de posar para la pintura?
-Gómez: La mayoría ha posado ningún problema; el caso de “Pajarito” Mori, Pamela Maidana, pero creo que “La Patona” (Virginia Jaime) ha sido la mejor modelo que tuve porque ella posé dos días seguidos. En ese caso, le pedí esa pose que, a mi entender, se acerca más a un rezo. Fue la mejor modelo porque se quedó quietita durante los dos días.
¿Se trata de rescatar “valores”, algunos olvidados y otros un poco más actuales?, ¿se percibe como parte de la cultura popular aún no escrita?
-Gómez: Estos son “personajes” que, para mí entender, quizás para otras personas no lo son. Incluso la misma gente me va diciendo e indicando cuáles me faltan y me dicen “píntalo a fulano o mengano…” Creo que será una muestra plástica muy esperada porque se viene armando desde hace mucho tiempo atrás. Fue un trabajo complicado para “encontrar” a los personajes, como en el caso de “Lita”, que iba de una heladería a otra. En ese cuadro se dieron varios sentimientos; lo pinté de noche, con colores fuertes, el personaje también tiene su impronta y salió la obra más grande en las dimensiones de la tela.
Para este trabajo, ¿tuvo que ir al lugar preferido de cada personaje para captar la imagen y llevarlo al lienzo?
-Gómez: Tal cual. Todos fueron pintados en su propio lugar; en el caso de Pamela Maidana, tuvo que posar en un rinconcito de la Municipalidad. No encontraba un lugar para ubicarla y, en la búsqueda de una atmósfera ideal, la pinté en una escalinata. Ella se “produjo” para esa ocasión. Otra obra significativa, con mucha carga emocional es el de Carolina Berisso. Para mí es la mujer más representativa de los carnavales de Gualeguay, representa un verdadero “ícono” de los corsos locales. Cuando le dije que iba a retratarla, se emocionó muchísimo.
Para los casos que no puedo tener la pintura en el lugar, les tomo una fotografía y les pido que adopten una postura “tradicional” con la cual la gente más los identifica y representa.
¿Ocurre lo mismo con los lugares conocidos pero olvidados a la vez?
-Gómez: Se trata de lugares “históricos”, con un pasado importante pero a su vez un poco olvidados. En la ciudad de Victoria me llamó la atención la altura de las veredas y, en particular de una vivienda de color gris que después pinté y la llamé “La Casa de la mujer degollada” que tiene toda una historia detrás y que, antiguamente allí ocurrió una tragedia. Me interesó el color de la casa, me llamó la atención y, sin saber, me fui interiorizando en la propia historia de ese edificio. para mis obras, elijo generalmente aquellos edificios o lugares que no tienen ningún tipo de restauración y que se conservan originales.
En los lugares de Gualeguaych, pude pintar el edificio de lo Ex Dunat (en la zona del Hipódromo), la casa de Don Balarín (detrás del Hospital), ese hombre y vecino que arreglaba televisores en todo Gualeguay. El me contó que, antiguamente en ese lugar funcionaba una Posta, con reminiscencias del siglo pasado.
¿Hubo un rostro o un lugar que costó más?, ¿cuál fue el retrato más fácil de captar y pintar?
-Gómez: El lugar que me atrae especialmente es la “Quema”, en la zona del Basural, porque todo lo hace muy particular, los personajes que habitan allí, de igual manera ellos no se dejan retratar fácilmente. Una tarde encontré a tres niños y pude pintar solo a uno y lo llamé “El cazador de pajaritos”. Creo que la atracción de lugar pasa porque no está “preparado”, aquellos lugares que están “arreglados” -por decirlo de alguna manera- pierden sus matices. Hubo varios lugares que me llamaron mucho la atención, como el caso de la Estancia “El Sauce” –ex estancia de B. Vasallo-, del mismo modo me atrajeron los interiores del antiguo Bar de Perchivale, Lo de Antoniolli y otros lugares conocidos y olvidados también.
Cuarenta obras en el salón de la Escuela Normal, pero ¿son muchos más los que tiene en su atelier?
-Gómez: Si, son muchos más. Para el Día del Profesor, el 17 de setiembre se ha previsto llevar una muestra en la Escuela de Artes Visuales con alrededor de 70 obras; tengo entendido que en el marco del Bicentenario, esta misma muestra se trasladará a la ciudad de Paraná y luego vendrá a Larroque, lo que me reconforta aún más sabiendo que mis trabajos se exponen en otras ciudades, creo que se nota cuando uno le pone mucho cariño a sus pinturas; se nota cuando una obra está realizada con mucho sentimiento.
Didáctica de la pasión
En nuestras historias escolares siempre hay personas cuya pasión por lo que enseñan desbordan su ser, y Cristina Gómez no escapaba a ello. Su visión sobre la historia de arte hacía que uno se “endulce” con las vanguardias europeas, con las culturas prehispánicas… y así como una “didáctica de la pasión” ella iba sembrando en nosotros apreciación estética. Por momentos, flexible y otros exigente supo hacernos reflexionar y aprender sobre la trama infinita del arte.
Fue profesora primero, y después colega y amiga de las noches al óleo. Compartíamos, y aún, largas charlas sobre estos complejos caminos del arte y su pedagogía. Para nuestro grupo de aquella promoción ha sido y es nuestra madrina en las cosas del arte.
Y este año al pensar actividades culturales para la Escuela Normal lo primero que pensé y propuse fue organizar una muestra relevante de su obra… siempre sostuve mi admiración por su arte.
Escribí sobre su obra:
“Pensar la obra de Cristina Gómez desde la estética implica mirar desde lo conceptual y desde lo técnico compositivo.
Podemos referirnos a la conquista de una línea estilística donde la presencia de lo humano y la sugerencia de sensibilidades en lo no humano atraviesa cada una de sus obras.
No es la belleza clásica del paisaje decorativo, es la resignificación del paisaje como entidad con historia y como construcción subjetiva donde el tiempo no es una mera imagen añejada, sino que se deja vivenciar mediante el gesto, la perfección cromática y la óptica particular de la artista en la selección de los registros.
Lo plástico inmanente va elaborando una historia en el conjunto de su obra.
La soledad como caos o conquista
el olvido como insensibilidad social,
la muerte en la esfera mas trágica,
el misterio de las personas en el intento de buscarlo en sus rostros y su cultura.
el pasado mirado desde la nostalgia
la libertad ganada y la locura como panacea para acercarse a la felicidad.
Cristina Gómez nos observa a través de arte, su salvación y su identidad.”
Profesora, colega y amiga desde hace doce años. Espero sigamos transitando líneas en este dibujo extraño de la vida.
Prof. Vladimir Firpo.
Publicado por: El Debate Pregón.
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