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martes, 1 de diciembre de 2009

Mario Alarcón Muñiz


A los 70 años, es reconocido por sus colegas en toda la provincia y por el público en general como un periodista confiable y de impecable trayectoria. Conduce el programa La Calandria y el prestigioso micro radial Entrerrianías, emitidos por LT 14. Alarcón Muñiz también luce su oficio y jerarquía como presentador de espectáculos artísticos. En el campo editorial publicó el libro Entrerrianías y ha sido distinguido con el Cimarrón Entrerriano, otorgado por la subsecretaría de Cultura de Entre Ríos, a la trayectoria por su labor cultural.

Mario Alarcón Muñiz se afianzó en el periodismo desde chico y transformó su carrera en un camino de profunda dedicación. En sus extensa trayectoria hizo prácticamente de todo: se ocupó de la programación de varios medios de comunicación en la provincia, participó del grupo fundador de LT 38 de Gualeguay, dirigió los diarios Concordia y El Día (de Gualeguaychú); fue jefe de programación de Canal 9 de Paraná, trabajó en Radio Nacional Gualeguaychú y fue jefe de noticias de la agencia APF, entre otros.

En el año 2007 publicó el libro Entrerrianías, donde aparecen relatos, anécdotas y sucesos de la historia de nuestra provincia. El alcance y la trascendencia de sus creaciones radiales, como Espontánea (emitido por LT 38 Gualeguay) y La calandria (LT 14 Paraná) han marcado un verdadero hito en periodismo provincial y sobre todo un estilo de comunicar y llegar a los oyentes.

Sus años en Victoria y Gualeguay. Si bien nació en Victoria, en el seno de una familia numerosa, el temprano traslado a Gualeguay, donde su padre dirigió el diario El Debate, hizo de Mario Alarcón Muñiz un gualeyo de pura cepa. “Hice la primaria en la escuela Castelli y luego en la escuela Normal, tengo el recuerdo de pasar mucho tiempo con mis amigos, en la calle, jugando, sobre todo a la pelota, pero de trapo porque en esa época era un lujo tener una de cuero”, dice y recuerda que “en mi barrio teníamos dos canchitas, una estaba al lado de la iglesia y era de dimensiones muy similares a las oficiales; la otra estaba sobre la costa, tenía un espacio de una cuarta manzana”.

Alarcón Muñiz también recuerda otros entretenimientos más allá de la pelota: “Nos juntábamos para ir a pescar, hacíamos concursos, andábamos en canoa, hasta en pleno invierno con las heladas íbamos a sacar mojarras con la mano porque se congelaban y flotaban. De todos modos, la regla familiar era que todos teníamos que estar en casa a las ocho de la noche. A esa hora, la lectura era una ocupación, una alegría, un encuentro. “Teníamos una biblioteca que había armado mi padre, leía bastante, muchos libros que fueron importantes en mis años de estudiante los había encontrado ahí. De todos modos yo no era ningún extraño, leer era algo que mi grupo de amigos también hacía”.

El periodismo, influencias. El acercamiento a la literatura y los primeros contactos con los medios gráficos los fue encontrando a partir de la escuela y de su padre.

“De cuarto a sexto grado (que era el último año en esa época) tuve una maestra que se llamaba Consuelo Cáceres Lazo que influyó mucho en la elección de mi profesión, nos traía notas que se publicaban en La Prensa y La Nación, hacíamos debates y teníamos que fundamentar porqué acordábamos o no con determinada información”.

Por otra parte desde muy chico frecuentaba el diario que dirigía su padre. En principio le llamaba la atención la parte técnica. “Así aprendí tipografía, la linotipos era lo que más me llamaba la atención, era un gran misterio ver cómo esas máquinas largaban las líneas de plomo. Tenía un amigo linotipista, mucho mayor que yo, que me enseñaba los domingos a la tarde, estaba fascinado, hasta que mi padre decidió llevarme a la redacción, me dio una máquina de escribir, una radio y me pidió que escuchara los resultados de los partidos de los equipos de Buenos Aires y armara un artículo. Al día siguiente me gustó verlo publicado y ese fue mi primera experiencia como periodista”.

A su vez las ganas de probar el oficio hicieron que a los 14 años, junto a cuatro compañeros, armara un periódico estudiantil. “Hicimos La Voz Juvenil por iniciativa propia y exponíamos nuestras ideas y pensamientos”.

Cursando la escuela secundaria también se encontró con un docente que intervino activamente en su formación y la elección de su carrera: “Julio Pedrazolli, profesor de letras, sus clases continuaban en la plaza y cuatro o cinco estudiantes participábamos de una especie de taller de literatura.”

Periodismo en Buenos Aires. Si bien en el secundario la poesía y la historia lo tenían atrapado, cuando empezó a estudiar periodismo aparecieron otras lecturas. “Estudié en el Instituto Grafotécnico, Escuela Superior de Periodismo en Buenos Aires y ahí había otra circulación de literatura, nos pasábamos autores, libros, descubrí a Eduardo Mallea, a quien luego entrevisté cuando se desempeñaba como director de la página literaria del diario La Nación. En la facultad teníamos un periódico que se llamaba Gaceta, salía los sábados y ese día íbamos a trabajar para la semana siguiente. Teníamos que aprender diagramación y no era sistema offset sino composición mecánica en caliente, esto implicaba que había que preparar la página dibujada, titular, además de hacer la nota. Si bien la circulación de ese diario era entre los estudiantes y nuestros allegados, nos alcanzaba para ir aprendiendo el oficio. También hice mi práctica en radio Rivadavia durante 6 meses, hacía un programa que se llamaba La hora de los libros.

La mística de la radio, la fuerza de la palabra escrita. Entre los medios de comunicación Alarcón Muñiz elige y prefiere la radio. “Hay una respuesta inmediata de los oyentes y una mística que te permite estar en lugares que ni te imaginás”. Asimismo destaca su interés por “la gráfica” porque “lo que se escribe trasciende en el tiempo, como también te permite hacer un trabajo de reflexión constante”.

Cuando volvió de Gualeguay le ofrecieron ser director del diario El Debate, dado que Luis Mc Kay que ocupaba el puesto y además era el dueño de ese medio, había asumido como ministro de Gobierno de Frondizi. “Por esos años se vivía un clima intensamente político y todos los dirigentes eran entrevistados en el diario, conocí a Frondizi, a Allende y a otros tantos que pasaron por Gualeguay, fue una gran responsabilidad”.

Si bien trabajó en televisión, Alarcón Muñiz afirma que “no volvería a hacerlo porque demanda del periodista además de su técnica específica, la venta de publicidad, conducción, producción, el armado de la escenografía. Confío en que el proyecto de ley de servicios de comunicación audiovisual modifique este tipo de manejos para revalorizar la profesión”

Presentador de espectáculos, eventos, festivales. El año próximo cumplirá 40 años como presentador de espectáculos culturales, oficio con el que ha recorrido toda la provincia. “Me inicié casi sin buscarlo, participando de la comisión del festival Cantando en el río de Gualeguay. Una vez faltó un locutor y me lo ofrecieron, pensé que no iba a poder hacerlo, pero me fue muy bien, al punto que me siguieron contratando para estar en peñas de Gualeguaychú y Galarza. Y me di cuenta que iba a seguir trabajando en esto cuando me llamaron para conducir el festival de Diamante. Me fui perfeccionando con el tiempo y hoy por hoy continuo recorriendo festivales”

Actualmente reparte su tiempo entre el periodismo, la conducción de espectáculos y la familia, se desempeña como profesor en Oratoria en un instituto privado de formación de locutores y además prepara la segunda parte de su libro Entrerrianías, que incluiría contenidos sobre ferrocarriles, inmigración y educación. Además planea editar entrevistas que ha ido haciendo a lo largo de su carrera con Juan L. Ortiz, Linares Cardozo y tantos otros referentes culturales.

De: Retratos Entrerrianos

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