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jueves, 24 de febrero de 2011

Entre la admiración y el plagio, Borges ya tiene quien lo reescriba

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Como un nuevo Pierre Menard, Agustín Fernández Mallo renegó de la originalidad y volvió a escribir un libro ya escrito con anterioridad, en el que sin embargo hay algo nuevo. El resultado fue El hacedor (de Borges), Remake.

Las personas que más usan la palabra “plagio” son las que menos idea tienen de literatura. Al menos es lo que opina el español Agustín Fernández Mallo, para quien, a menudo, gritar “plagio” equivale a gritar “fuego” en un teatro lleno que no se incendia. Fernández Mallo nació en La Coruña en 1967 y es celebrado, no sin efectismo, como uno de los mayores exponentes de la nueva generación de narradores españoles que ponen al servicio de la literatura todo lo que les resulta estimulante: Internet desde luego, pero también la televisión y la pornografía y la publicidad y el cine.
Ahora se publica de él El hacedor (de Borges), Remake, una obra un tanto inclasificable cuyo título deja entrever cierto sarcasmo, cierta impugnación. A más de medio siglo de publicado El hacedor de Jorge Luis Borges, Fernández Mallo decidió reescribirlo, para que las ideas que allí hay tomen nuevo impulso. Lo ha dicho con estas palabras: “Borges también hacía ‘remakes’ y reescribía, y eso es lo que he hecho yo con El hacedor, porque no somos tan originales: en ocasiones, la originalidad está en saber cómo rehacer un nuevo mundo con un mundo ya existente”. Y es que de eso justamente se trató la literatura para Borges, quien si de algo se burló con regularidad fue de la idea de “originalidad” en las letras, de la figura romántica y estereotipada del escritor tortuoso que desespera ante la página en blanco.
Fernández Mallo tomó de Borges hasta el epílogo y el cierre del texto, y opinó que “es mi novela más personal. Más de 50 años son suficientes para respetar íntegramente las 56 partes originales, pero vestirlas de otra cosa”. Su “remake” incluye mapas, GPS y fotogramas cinematográficos.
Nunca más oportuna para España (y para quienes defienden la libertad de ideas en Internet), la propuesta de Fernández Mallo. Este hombre que estudió física y gusta ser definido como ensayista, suma una nueva voz al debate nacional por la Ley Sinde. Una ley que en pos de la originalidad castiga la piratería y que ha polarizado tanto a la sociedad española que, en episodios inéditos, llevó al cineasta Alex de la Iglesia o a Miguel Bossé (por poner apenas dos ejemplos) a enfrentar al gobierno y a la ministra de Cultura que está por detrás de la idea original.

Publicado por: Tiempo Argentino.

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