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domingo, 7 de noviembre de 2010

Buscan declarar Patrimonio Arquitectónico Municipal al Templo


A través de un proyecto de Ordenanza, se buscará en los próximos días declarar al templo de la Iglesia San Antonio como Patrimonio Arquitectónico de Gualeguay y, en la iniciativa se contempla la posibilidad que los legisladores y autoridades provinciales adopten el mismo criterio para ese nivel. La iniciativa fue presentada en el recinto por el concejal Oscar Logullo, quien acercó a Segunda Sección el texto del proyecto. Del mismo modo, el cura párroco de San Antonio, Isidro Gallicet, dejó sus reflexiones acerca de la posibilidad de revalorizar el edificio.

¿Cómo se toma esta posibilidad de declarar “Patrimonio” el Templo de la Parroquia San Antonio?

-Gallicet: Como lo expresa el proyecto presentado, es un reconocimiento no sólo al edificio, por sus características arquitectónicas, sino sobre todo a tantas personas que a lo largo de la historia de Gualeguay han contribuido para dotar a esta ciudad de un lugar para dar culto a Dios y como expresión de la fe del pueblo. Cuando uno analiza la epopeya realizada por el P. Vilar para construir este templo, en épocas donde existía un fuerte anticlericalismo, las contribuciones realizadas por fieles no sólo de la ciudad sino también de otros departamentos, los esfuerzos para dotar a la Iglesia de un altar espléndido, las pinturas interiores y hasta el mantenimiento actual de su estructura; uno se da cuenta del profundo respeto, cariño y orgullo de la ciudadanía por este ícono de la ciudad. Por eso es justo que haya una declaración oficial de patrimonio arquitectónico, es decir, decir que es una obra de todos. En definitiva es un reconocimiento a la gente que ha colaborado y que lo sigue haciendo teniendo muy presente que no es de unos pocos, sino que, de alguna manera, es un bien cultural de todo Gualeguay.

Al tratarse de una cuestión histórica-arquitectónica, ¿cobra aún más relevancia el edificio?, ¿se siente de esa manera?

-Gallicet: La declaración tiene que servir para que pensemos que hay lugares que son como una “postal” de la ciudad, un ícono que nos muestra también como pueblo. El P. Vilar, cuando proyectó hacer un templo tan grande, tan alto, veía (a fines del S. XIX), una ciudad pujante, con gran expectativa de crecimiento y desarrollo. Ya se habían construido algunos edificios magníficos y él consideraba que la fe del pueblo debía expresarse de la misma manera que lo estaba haciendo el desarrollo económico. Declararlo como un patrimonio arquitectónico es ponernos en la misma perspectiva, es reconocer una herencia recibida de aquellos que anhelaron una ciudad pujante y hacernos cargo, como pueblo, de un desafío, que es preservar este legado y transmitirlo a las generaciones futuras.

¿Puede ser esta declaración la antesala para lograr una restauración –con pintura incluida- del Templo? ¿el mantenimiento de las obras en el interior también puede ser otro objetivo?


-Gallicet: Sí. Hay un grupo de personas que ya se están movilizando para ver las posibilidades de pintar el templo en su parte exterior. Hace dos años se pintó interiormente, con el aporte exclusivo de la comunidad, y se hacen permanentes retoques ya que la humedad va haciendo estragos. Las obras del atrio, con el aporte de diversas personas, instituciones, empresas y la provincia, nos han demostrado que cuando hay un buen proyecto, un equipo entusiasta y las cosas se ponen en marcha, es posible encarar y realizar con éxito este tipo de obras. Con este entusiasmo se ha pensado en la pintura externa, por eso se han solicitado algunos presupuestos ya que es una obra difícil por la estructura de andamios que hay que armar. Pero si se ha realizado en otro momento, cómo no lo vamos a poder hacer ahora. La declaración da más fuerza a cualquier pedido de apoyo oficial o privado que se pueda hacer porque de alguna manera deja de ser una preocupación de un sector y pasa a considerarse como un bien cultural de toda la ciudad que requiere ser preservado.

Respecto del interior, como decía, se ha pintado y se mantienen las pinturas lisas. Habría que pensar en una restauración de los frescos, que es parte de la belleza artística del lugar. Esto es también muy costoso por el tipo de trabajo, pero tenemos el antecedente de la restauración de la Iglesia de Victoria que se está haciendo con aportes gestionados por el gobierno provincial.


La última gran pintura que tuvo el frente y el interior del edificio data de 1980, con el paso de los años y el deterioro natural se hace imprescindible una serie de mejoras ¿se está en la senda de lograr ese objetivo máximo?

-Gallicet: Sí. El templo requiere un mantenimiento continuo. Hay cosas que se notan más, como la pintura externa o la actual restauración del atrio, que es el lugar por donde entra la gente. Pero hay muchas otras que se hacen permanentemente y que no se ven. Por ejemplo, cada tres meses hay que hacer un mantenimiento de las canaletas porque con las palomas y las hojas se van tapando, y si eso ocurre se infiltra agua en las paredes. Hay que pensar que el techo de la parroquia tiene catorce terrazas, las cuales también hay que impermeabilizar y mantener. Todo eso se va haciendo, pero es una obra que no se ve. Se lo hace de a poco y con el aporte de la gente. Ahora también se están arreglando las campanas, el interior del reloj y se quiere empezar con el tendido eléctrico interno que es antiquísimo. Pero hay obras que hay que encararlas en su totalidad, por ejemplo la pintura externa. Uno no podría pintar por partes, si se empieza la obra hay que tener ciertas seguridades de que se va a poder terminar. Pero creemos que se van dando los pasos adecuados para que se pueda realizar.

¿Cuál es su reflexión final al respecto?

-Gallicet: A mí siempre me sorprende la cantidad de turistas que visitan el templo y que se van maravillados. Y otros que, al pasar en auto, se detienen a sacarse fotos en el frente. Por eso tenemos que pensar que es un lugar del cual tenemos que estar agradecidos y con múltiples posibilidades de ser aprovechado, en lo cultural, lo turístico, lo histórico y, por supuesto, lo religioso. En todo pueblo, estos grandes edificios son parte de lo que mostramos o queremos ser como comunidad: pueden estar abandonados y despintados o cuidados y prolijos. En cada caso será una impresión distinta que tendrán o se llevarán de nosotros. Pero también es una oportunidad para demostrarnos que las grandes obras no son un imposible, siempre se pueden hacer con el aporte y el empeño de una comunidad que se une detrás de un objetivo.

PROYECTO DE ORDENANZA

El templo de Parroquia San Antonio, un monumento a la fe y la tenacidad de varias generaciones:

Contrariamente a lo habitual, la parroquia es anterior a la ciudad,

Que los primeros pobladores diseminados en la zona sur y oeste de lo que es hoy el Departamento Gualeguay, especialmente sobre las costa del arroyo Clé, fueron quienes motivaron su creación

Que aquellos primeros pobladores erigieron una modestísima capilla inicialmente de la que se hizo cargo un misionero llamado Fray Santiago Miño,

Que al fundar la Villa del Gualeguay Grande, don Tomás de Rocamora puso especial dedicación en la construcción del templo con precarios elementos en el mismo lugar donde hoy se encuentra.

Que pasado el tiempo, el edificio del templo acuso deterioros y obligó a pensar en la construcción de uno nuevo

En el año 1862 comenzaron las obras de construcción del actual templo aunadas las autoridades eclesiásticas y los fieles, se trataba ya de una obra ambiciosa acorde con el progreso creciente de la ciudad, de modo que se trabajó durante muchos años con algunas interrupciones y no pocas dificultades renovándose las colectas públicas y los esfuerzos para concretar el proyecto.

El 13 de Junio de 1882 se procedió a impartir la bendición al nuevo templo, ceremonia que fue presidida por el padre Doctor Juan Vilar a cuyo trabajo se debe la imponente estructura actual de la Iglesia matriz de Gualeguay.

Que los frescos del fondo del altar mayor fueron realizados por el artista Benvenuto Mujica y que en el año 1940 se realizaron las pinturas de la decoración interior por parte del artista italiano Líbero Pierini.

Que esta verdadera maravilla arquitectónica merece ser declarada patrimonio arquitectónico municipal, como un verdadero homenaje a los primeros pobladores de los que la historia ha recogido los siguientes apellidos: Taborda, Díaz, Barrios, Torres, Ibarra, Ortega, Laurencena, Reynoso, Rodríguez, Aquino, Cabrera, Alcorta, Ormaechea, Arburúa y Ezeiza,

Por todo ello el Concejo Deliberante de la Municipalidad de Gualeguay sanciona la siguiente

ORDENANZA

Art.1º) Declarar Patrimonio Arquitectónico Municipal, el templo de la Iglesia San Antonio de nuestra ciudad.

Art.2º) Instar a las autoridades provinciales que hagan lo propio con nuestro templo mayor declarándolo patrimonio arquitectónico de la provincia.

Art.3º) De forma


Publicado por: El Debate Pregón.

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